La mañana del martes 8 de septiembre de 2015, nuestro gato Sairon, Saironlú, el gato gordo, el gato vago, mi oso amoroso, ese gato que se asustaba con todo, que se escondía detrás de la televisión o la Playstation cada vez que sonaba el timbre de la puerta, nos ha dejado.
De repente, sin aviso, sin enfermedad previa, sin verle sufrir, ni tenernos preocupados. Se ha ido igual que vivió: sin molestar ni dar un problema.
Después de 11 años con él, viendo sus ojos verdes grandes, esa cara de buenote, ese maullido dulce, su necesidad de ser querido, ese pelaje tan suave y su olor tan particular, la manera de andar tan tranquila y ese porte de gato guapo, hoy somos uno menos en la familia.
Llegó a casa una tarde de agosto, después de sacarle del motor de una furgoneta. Llenito de pulgas, muy asustado y muy pequeño. En seguida se acostumbró a su nueva familia y era el gato más agradecido del mundo.
Venía portando la tiña y nos la pegó a toda la casa. Todavía le recuerdo chiquitito y naranja, lleno de betadine hasta arriba.
Boo le pegaba mucho y no quería saber nada de él, pero antes de que Sairon cumpliese un año se quedó embarazada y tuvieron gatitos. Fuiste un acompañante de parto genial, no abandonaste a Boo ni un segundo.
No se peleaba con nadie, ni siquiera por las chuches. Le gustaba más que nada del mundo dormir entre mantas y a ser posible cerca de un humano. Las siestas con el eran maravillosas porque ni siquiera se movía y daba un calorcito…
Recuerdo el día que se quedó dormido en el respaldo del sofá y se cayó al suelo sin ni siquiera despertarse. Yo no me podía creer que eso le hubiese pasado a un gato. Y es que no era un simple gato.
Se comía los lazos, los tirantes de los sujetadores… Todo lo que fuese de tela y largo le volvía loco. ¡Cuántas camisetas me habrá destrozado!
Ha tenido que lidiar con 4 gatas este último año, el único macho de la manada, y lo ha hecho muy bien. Ha sido el único que no se ha peleado y que ha mantenido la serenidad en todo momento y ha aguantado los roneos de dos de ellas. Todavía recuerdo tu «escarceo» con Chanel y los celos de Xena. Un amor que no pudo ser.
Este invierno cuando se pusieron casi todos malos con mocos, Súper Papá y yo tuvimos que darles unas medicinas que Sairon odiaba. Le daban hasta arcadas y se resistía, pero jamás nos arañó.
Se creía que era pequeñito y que no se le veía, y era un gatazo de 7 kilos. Se escondía en cualquier sitio durante horas y en sitios demasiado pequeños para él.
Nunca tuvo un bufido para nadie, solo amor y frotamientos. Nunca arañó ni atacó. Todos los recuerdos que tengo de él son buenos y tiernos. Se dejaba dar besos y todos los abrazos del mundo, nunca se revolvió.
Xena ya te echa de menos Sairon. Tu hija, tu eterna acompañante, tu sombra, tu compañía en las noches frías… Me preocupa mucho que te eche de menos.
Erais uña y carne. «Mis rayaditos» como os llamaba yo… Qué bonito era verte con ella encima del sofá, del sillón, en una caja…. ¡Qué paciencia has tenido! Era contigo pesada y pegajosa como una lapa. Y no me extraña porque eras, eres el mejor gato del mundo.
Y nosotros también te echamos de menos mucho… Incluso ese maullido de hombretón que hacías de madrugada. Mirar para abajo y ver esa cara de bueno, o tu calma cuando se repartían chuches… Eras increíble Sairon. Dabas más valor a una caricia o un simple dedo señalándote para poder rascarte con él que al jamón ibérico.
Verte al solete tumbado, con lo agusto que se te notaba, y acercarse a rascarte la tripa y que tu lo facilitaras despatarrandote… Es uno de los momentos que tengo grabado y que recuerdo todos los días.
Me hubiera gustado pasar más tiempo contigo, pero me gusta pensar que entendías que no tenía mucho tiempo libre siendo mamá. Ojalá hubiese estado más tiempo rascándote la tripa y debajo de la barbilla. Las últimas fotos eran para Lucy, pero no te saqué ninguna con ella.
Solo espero haberte dado una vida feliz y todo el amor que te merecías. No hay gato como tu en el mundo, tan leal, noble y cariñoso. Decían que parecías un perro en vez de un gato.
Siempre he imaginado que cuando me muera, allá donde quiera que vaya, estarán mis gatos esperándome. Uno de mis niños ya lo está haciendo y espero que esté bien hasta que yo llegue a cuidarle.
Mi Sairon, espero volver a verte y achucharte. Te quiero un montón.
Lo siento mucho, es algo realmente duro… Un día después de que se fuese Sairon también se me fue a mi Tara y no sabes como te entiendo.
Muy duro… Siento mucho tu pérdida. Se les llega a querer tanto…
Un besote grande.
¡Qué putada más gorda cuando nos dejan! ¡Pufff! Yo no he tenido nunca gatos, pero voy por mi segundo perro y leyéndote me he acordado de mi Nani, que nos dejó hace ya 9 años y a la que recuerdo cada día. Tu texto me ha removido mucho por dentro.
Muchísimo ánimo.
Nuestras mascotas forman parte de nuestra familia. Convives con ellas y pasas buenos y malos momentos… Siempre se les recuerda…
Gracias y un besote.
Siento mucho que se haya ido aunque sea el ciclo de la vida. Al menos ha vivido bien y ha sido feliz. Era precioso hasta en el nombre. Preciosas las fotos. Descansa en paz Sairon!
Aunque sabes que tiene que llegar el día, no crees que llegará…
Muchas gracias. Era más guapo y más fotogénico…
Lo siento mucho. Precioso el gatete. Tuvo una gran vida junto a vosotros que le cuidasteis fenomenal! Animo!
Eso quiero pensar, y supongo que así era por lo tranquilo te y cariñoso que era.
Era el Paul Newman de los gatos.
Gracias y un besote.
Jo, vaya… No sé lo que se siente porque nunca he tenido mascotas, pero me ha encantado tu post.
Gracias.
Te diría que ojalá no lo sintieras nunca, pero tener una mascota merece la pena, aunque luego se pasa fatal cuando se van.
Los momentos con ellos son muy buenos, aunque te hagan mil trastadas!!! 😊
Un besote
mucho ánimo y un abrazo. Son uno más de la familia y se siente tanto su pérdida…
Gracias Lai… Parece mentira lo duro que es… Más bonito mi Sairon…