Cuando tu hija quiere ser hermana mayor
Siempre pensé que tendría más de un bebé. Una de esas cábalas que haces durante la juventud: «Yo quiero por lo menos tener dos hijos». Y llegas a la edad adulta y te das cuenta que las cosas no son tan fáciles como pensabas, que existen muchas más variables en esto de tener o no bebés y que a veces, los planes y los deseos cambian.
Cuando mi hija comenzó a decir que quería una hermanita, era algo que en la vorágine de la maternidad ni siquiera había pensado en serio. Estaba demasiado ocupada, demasiado cansada, con demasiadas cosas por hacer y muchas otras a las que renunciaba diariamente, y lo último que se me pasaba por la cabeza era tener otro bebé.
Con tres años, Lucy comenzó a decir que quería tener una hermana, una niña, pero además tenía que ser una hermana mayor. Logramos que entendiera que era imposible que tuviese una hermana mayor, y que el sexo del bebé no dependía de mí. Ya sabéis, una de esas cosas que te esfuerzas en explicar, no vaya a ser que cumplamos su deseo y no sea lo que ella quiere, que un bebé no se puede devolver.
Siguió insistiendo y llegó un momento, que en medio de la desesperación, ya le daba igual si era hermano o hermana, ella «quiere tener un bebé» (así lo dice ella). Incluso tiene una «hermana invisible», que se llama «Esperanza» y cuya vida y obra se inventa y nos retransmite a diario. Ella sabe que «Esperanza» no existe, pero juega con ella.